La risa es un fenómeno paradójico. Por un lado, es algo tan familiar y cotidiano como tus zapatillas de andar por casa. Pero al mismo tiempo, para la ciencia se trata de un misterio impenetrable que ha hecho rascarse las calvas a filósofos y científicos de la talla de Aristótles, Hobbes o Freud, sin que nadie haya sabido dar una solución convincente. ¿De qué reímos? ¿Qué ventaja evolutiva proporcionan las carcajadas? ¿Cómo funcionan los chistes? ¿Para qué sirven las cosquillas? ¿Qué tienen que ver Don Quijote y Torrente? ¿Carole Lombard y Eva Hache? ¿Los payasos de la tele y los del Congreso de los Diputados? Los valientes teóricos que han tratado de dar respuesta a estas adivinanzas hasta ahora han hecho sólo el ridículo.

Parece el colmo del absurdo, algo digno del Laboratorio del Profesor Bacterio. La ciencia humana, que ha llevado ingenios espaciales más allá de los confines del sistema solar, que conoce el comportamiento de partículas subatómicas, que ha logrado descifrar el código genético de su propia especie, es incapaz de explicar la esencia de una noticia satírica de El Mundo Today. Es como si la risa misma fuera la más astuta y escurridiza de las bufonas, capaz de burlarse con terribles pedorretas de todos nuestros torpes intentos de atrapar y definirla. 

En las inmortales palabras de Jonathan Swift:

What humour is not all the Tribe
Of logic-mongers can describe

Algo así como…

Del Humor no sabrán resolver los misterios
Ni toda la Tribu de Filósofos Serios.

Las piezas del rompecabezas

En las últimas décadas ha surgido un campo multidisciplinar dedicado a los estudios del humor, en el que participan antropólogos, sociólogos, psicólogos, etólogos, filólogos, psiconeuroinmunólogos y toda suerte de otros ólogos. Aunque la idea de la “ciencia del humor” pudiera evocar una escena de los Hermanos Marx vestidos de bata blanca, reventando probetas y calculando la trayectoria de tartas de merengue, en realidad se trata de un esfuerzo bien sobrio para tratar de acumular datos y avanzar el conocimiento en esta materia.

Existe una sociedad internacional, la International Society for Humor Studies, que organiza una conferencia anual y edita una revista académica titulada Humor. Las bibliografías científicas sobre el tema cubren cientos de páginas con decenas de miles de títulos que detallan los resultados de experimentos y estudios empíricos de la más diversa índole. He aquí algunos temas: 

  • risa y salud
  • el contexto social del humor 
  • la mecánica de los chistes
  • el uso del humor en la comunicación
  • la comedia literaria
  • la traducción del humor
  • la gelotofobia (el miedo a la risa)
  • la risa patológica
  • los efectos sátira política
  • la risa en la infancia
  • los límites del humor
  • técnicas humorísticas en la psicoterapia
  • el humor en la educación
  • neurociencia de la risa
  • la “protorisa” en simios y otros animales
  • la diversión en el trabajo
  • la creación de chistes mediante inteligencia artificial

Hace ya diez años se publicó el primer libro de texto que resume todas estas investigaciones, The Psychology of Humor de Rod Martin, un libro que recomiendo vivamente a cualquier persona interesada en la ciencia del humor. (Existe una edición en castellano de la edición original, en la que participé como supervisor de la traducción; en 2018 se publicó en inglés una edición actualizada).

Sin embargo, todos estos investigadores seguimos sin ponernos de acuerdo sobre la definición del humor (¿de qué nos reímos?), y por lo tanto sobre el funcionamiento y razón evolutiva de la risa. 

La pieza clave

Curiosamente, no hace falta ser un científico para encontrar la pieza clave de este rompecabezas. Cualquier ser humano, en principio, tiene toda la información necesaria a su disposición. De hecho, de alguna manera, todos y todas sabemos la respuesta al misterio del humor. Si no supiéramos la causa de la risa ¿cómo sabríamos cuándo reír? ¿cómo sabríamos qué tiene gracia y qué no? Intuitivamente, lo tenemos muy claro. Pero parecemos incapaces de traducir ese conocimiento intuitivo y automático en una teoría explícita que pueda comunicarse, y que además resulte convincente. 

Photo de Seth Doyle en Unsplash: https://unsplash.com/photos/VBoa34qcW4w

No es que no lo hayamos intentado. Se han publicado cientos de teorías firmadas por todo tipo de pensadores, desde los grandes filósofos de la antigüedad a las psicólogas evolutivas del Siglo XXI. Algunas de estas mentes privilegiadas incluso han creído haber dado con la “piedra filosofal” del humor, cayendo en ruborizantes aspavientos de triunfo que luego resultaron tan precipitados como presuntuosos. Arthur Schopenhauer, por ejemplo, declaró solemnemente, al final de su ensayo sobre el humor:

Ésta es la explicación correcta de lo ridículo… No habrá lugar a dudas de que aquí, después de tantos intentos inútiles, se ha revelado la verdadera teoría de lo ridículo y se ha resuelto definitivamente el problema que Cicerón propuso y no logró resolver. 

Pero el pobre Schopenhauer, más que haber encontrado la piedra filosofal del humor, había vuelto a tropezar aparatosamente con ella, y como tantos otros antes y después de él, acabó dándose con las narices en el duro suelo del juicio ajeno. 

La mayoría de las teorías pueden encuadrarse dentro de una de las cuatro “escuelas” del humor: 

1. Teoría de la superioridad
La risa es un instinto agresivo que se dispara cuando observamos los errores, las deformidades, los vicios o los infortunios ajenos.

2. Teoría de la incongruencia
Reímos al observar dos o más elementos opuestos o incompatibles que han sido combinados o unidos de una manera inadecuada.

3. Teoría de la catarsis 
La risa produce una sensación catártica al liberar tensión emocional acumulada: agresión o sexualidad reprimida, estrés, tristeza, anticipación, etc…

4. Teoría del juego
Todo el humor es juego, una transformación de la realidad “seria” que nos permite disfrutar de cualquier situación.

Pero como ninguna de estas teorías proporciona una explicación completa y convincente de todo el fenómeno, han surgido también varias…

5. Teorías multicausales
No existe una única causa del humor, sino que existen varios tipos de humor, cada uno con su causa. 

En el siguiente post, analizaré los pros y los contras de cada una de estas explicaciones. Mientras tanto, puedes aprovechara para ir desarrollando tu propia teoría: ¿De qué te ríes?


Texto adaptado de mi libro El sentido del humor: manual de instrucciones.  

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