La prioridad de una empresa, si quiere permanecer competitiva, debe ser su sostenibilidad financiera a largo plazo, y por lo tanto sus costes y sus ingresos. En este sentido, potenciar el sentido del humor de una organización es una manera muy económica de obtener beneficios que aumentan la productividad y las ventas: mejoras en la selección y retención de recursos humanos, en la salud y capacidades de los empleados, en la innovación, la motivación, la comunicación, la formación, la cohesión de los equipos humanos, la persuasividad de los mensajes de venta, y la relación con los clientes.
No es de extrañar que un meta-estudio reciente haya encontrado, tras analizar numerosos estudios anteriores, que el humor positivo en el trabajo se asocia con mejor desempeño profesional y mayor satisfacción, salud y efectividad a la hora de afrontar problemas, y menos burnout, estrés y desmotivación.
Pero qué duda cabe de que, además, fomentar el buen humor en la empresa constituye un beneficio nada despreciable en sí mismo. Si conseguimos convertir la oficina en un lugar alegre y distendido, el trabajo en una actividad divertida, y el Lunes en el día favorito de la semana, habremos mejorado una gran parte de nuestras vidas, y también de las de los colaboradores, clientes y todas las personas con las que trabajamos.
¿No sería esto positivo? Hagámoslo --y contagiemos nuestra risa al mundo entero.